El día 3 de Abril de 2006, Su Majestad el Rey presidió, por primera vez, el acto de Entrega de los Premios Universitarios de Fin de Carrera del curso 2004/2005 y los Trofeos Taurinos de la temporada 2005. En Sus palabras destacó las actividades llevadas a cabo en diversos ámbitos por la Real Maestranza de Caballería de Sevilla.

El día 22 de Mayo de 2008, Su Majestad el Rey presidió, también por primera vez, una Junta General en la que alabó la labor asistencial y de mecenazgo de la Real Maestranza. A continuación, inauguró el monumento dedicado a S.A.R. la Condesa de Barcelona en una zona situada al lado de la entrada de la Casa de la Corporación. Posteriormente, presidió una corrida de toros acompañado por S.A.R. la Infanta Doña Elena.

El día 25 de Marzo de 2010, S.M. el Rey presidió una Junta General que tuvo lugar con motivo de la Reunión de las Reales Maestranzas de Caballería. A continuación, inauguró la importante obra de remodelación de la Plaza de Toros, y posteriormente presidió el acto de Entrega de Premios de la Real Maestranza, resaltando en Sus palabras las  acciones culturales, sociales y benéficas realizadas por la Corporación.

Por designación de Su Majestad el Rey, desde Junio de 2014, S.M. el Rey Don Juan Carlos I es Hermano Mayor Emérito de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla.

En 1987 se crea la “Beca V Centenario del Descubrimiento de América” destinada a trabajos de investigación de carácter doctoral y con objeto de profundizar en la vocación americanista de Sevilla.

El 3 de abril de 1988 se inaugura la iluminación artística de la Plaza de Toros estando presente en dicho acto S.A.R. Dª María de las Mercedes, Condesa de Barcelona. En este mismo año se convoca bajo la Presidencia de Honor de S.A.R. El Conde de Barcelona el “I Premio Nacional de Pintura Real Maestranza de Caballería de Sevilla”.

Asimismo, a petición del Cabildo Catedral y con el beneplácito de la Junta General de la Real Maestranza, se inició la restauración del Coro de la Catedral de Sevilla.

El día 6 de abril de 1991, S.A.R. el Conde de Barcelona presidió la Reunión Anual que celebran las Reales Maestranzas, teniendo lugar con este motivo una Junta General extraordinaria. El mismo día y previamente a la Junta General, Su Alteza visitó el Museo de la Real Plaza de Toros, que había sido inaugurado en 1989 por S.A.R. la Condesa de Barcelona, haciendo entrega en acto solemne del III Premio Nacional de Pintura “Real Maestranza de Caballería de Sevilla”, cuya Presidencia de Honor ostentaba.

Entre 1891 y 92 se entregan donativos para las víctimas de la catástrofe de Consuegra y para la gran inundación que hubo en Sevilla.

En 1892, aprovechando la visita de Sus Majestades los Reyes a Sevilla, con motivo de la celebración del IV Centenario del Descubrimiento de América, se acuerda edificar un grupo de escuelas de enseñanza primaria católica y cederlas al Ayuntamiento de la ciudad. El inicio de las obras contó con la presencia de Sus Majestades colocándose una primera piedra con un cofre de plomo conteniendo varias monedas de plata y oro con el busto de Alfonso XIII y periódicos del día.

Otra iniciativa tomada por la Real Maestranza en el marco del IV Centenario del Descubrimiento de América fue la de sufragar una balandra de nombre Cortés para el marinero con mejores méritos, en homenaje a la Marina española.

En 1894 se entregan, en un solemne acto, al Ayuntamiento las Escuelas sitas en la Resolana de la Macarena.

En 1898 cabe reseñar, como una contribución más de las muchas que se hicieron al Ejército, la entrega de una cantidad de dinero para el apoyo de la guerra contra Estados Unidos.

Con motivo de la mayoría de edad y jura de S.M. El Rey, la Real Maestranza decide construir una Cocina Económica y una Escuela asilo para párvulos en Triana, cediéndolas al Ayuntamiento, cuya inauguración se celebró en 1904 con la presencia de su Hermano Mayor.

Es digna de mención también una importante donación para la reconstrucción de la iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles, hundida en 1901.

En 1905, y por motivos de necesidad urbanística, la Corporación tuvo que abandonar su Capilla de la Virgen del Rosario, sita en el convento de Regina Angelorum, cediendo el solar para las nuevas ampliaciones, necesarias en el trazado de la ciudad. El culto se trasladó provisionalmente a la iglesia del convento de Santa María la Real.

Durante la regencia de Doña María Cristina, entre los hechos más destacables de la cooperación de la Real Maestranza con la ciudad se acuerda la entrega de 120.000 reales para sufragar los gastos provocados por el hundimiento de parte de la Catedral.

En este período, y después de más de 120 años de obras, a lo largo de un proceso salpicado de dificultades, se termina el cerramiento total de la obra de fábrica de la Plaza de Toros, sustituyendo los últimos tendidos de madera.

Se acometen los gastos de reparación y de continuación de las obras de la Plaza de Toros, las cantidades empleadas para ello, además de los costes de fiestas y donativos, fueron íntegramente aportadas por los Caballeros Maestrantes.

En 1854 se celebra la función religiosa solemnizando la declaración como Dogma de Fe del Misterio de la Inmaculada Concepción.

En 1859 se costean para la guerra de África 24 piezas de artillería de las cuatro baterías de cañones rayados de montaña, que se fabricaron en la fundición de bronce de esta capital, y que fueron de gran utilidad para las tropas españolas en diferentes escenarios.

Por concesión de Isabel II, las piezas llevaban inscritas la mención de que habían sido sufragadas por la Real Maestranza.

En 1860 se patrocinan las primeras carreras de caballos celebradas en Sevilla, siendo de su cuenta los gastos de instalación y formación del hipódromo en los llanos de Tablada, embrión de la constitución de la Sociedad de Carreras.

Es esta época de gran lucimiento, por coincidir con la estancia de los Duques de Montpensier en Sevilla, que accedían con frecuencia a la Plaza de Toros junto a miembros de su familia. A pesar de las dificultades, se sigue contribuyendo a los acontecimientos con obsequios y donativos, como los entregados por el nacimiento del Infante Don Felipe, por la epidemia de cólera del 65 o la terminación de la guerra carlista, entre otros motivos.

El siglo XIX comienza con graves dificultades económicas para la Corporación por las limitaciones en la interpretación de sus privilegios y las suspensiones de corridas de toros.

Con el comienzo de la Guerra de la Independencia, la Real Maestranza acuerda destinar todas sus rentas y cuantos recursos puede habilitar, suspendiendo incluso los salarios de sus dependientes.

En 1809 se llega a entregar la Plaza de Toros y la madera de la misma para construir cuadras y picaderos para los caballos del Ejército. Más de dos terceras partes de los miembros de la Corporación, todos aquellos que podían tomar las armas, se suman a la guerra contra los franceses, muchos murieron en combate y se significaron en aquella campaña en sitios como Úbeda o Almonacid.

Los que se quedaron en Sevilla, y para preservarla de los abusos de las tropas de ocupación, trasladaron la Imagen de Nuestra Señora del Rosario y sus enseres de la Capilla de Regina Angelorum a la iglesia de San Miguel (hoy desaparecida), y mantuvieron una tenaz resistencia contra los nuevos gobernantes.

En 1812 se asoció al movimiento de las Cortes de Cádiz, jurando su Constitución. En 1814 se restablece nuevamente el privilegio de organizar corridas de toros. Dos años después, se agasaja a la Reina María Isabel Francisca.

En 1823, se celebran fiestas y función de toros en honor de Fernando VII, que concede un nuevo e importante privilegio a la Corporación. A partir de entonces, el Hermano Mayor de la Real Maestranza pasa a ser el mismo Rey.

En 1833, la Real Maestranza acude a Madrid junto a las otras Maestranzas para participar en las justas que celebran la jura como Princesa de Asturias de la que sería Isabel II.

En 1786 se suprimen las corridas de toros por orden de Carlos III. La nueva plaza de toros estaba a medio construir y se le acumularon a la Corporación fuertes deudas. El privilegio se restauró en 1791 por Carlos IV, pero hasta 1793 no se pudieron celebrar corridas con fuertes limitaciones.

En 1794, la Real Maestranza ofrece 100 hombres para la guerra contra Francia, donde perdió la vida Don Baltasar de Madariaga en el Rosellón. Ese mismo año se aprueban nuevas Ordenanzas en función de las nuevas ampliaciones y concesiones de privilegios.

En 1796 se organizan fiestas por la visita a Sevilla de Carlos IV. Se le concede entonces a la Real Maestranza, en agradecimiento por la lealtad demostrada a la Corona, el privilegio de poner cadenas en la puerta de su Plaza de Toros, en perpetua señal de la honra concedida.

En 1805, por Real Cédula, se vuelven a suprimir las corridas de toros. Ese mismo año, se produce el hundimiento de parte de la plaza de material (dos ochavas) y un huracán destroza toda la parte de madera. A pesar de las dificultades financieras, la Real Maestranza consigue donar 100.000 reales para distintas necesidades de la ciudad y de la Corona.

Fue Infante de España, sexto hijo de Felipe V de España y de su segunda esposa, Isabel de Farnesio, duquesa de Parma. Ejerció la carrera eclesiástica y fue cardenal arzobispo de Toledo y Primado de las Españas (1735) y arzobispo de Sevilla (1741). Abandonó el estado eclesiástico en 1754, convirtiéndose en 1761 en el XIII Conde de Chinchón.

El 30 de agosto de 1731 se redactaron y aprobaron las segundas Ordenanzas para ajustarlas a los nuevos privilegios otorgados por Felipe V a la Real Maestranza. A este Cabildo asistieron sesenta y seis caballeros.

Caballeros Maestrantes participaron en diversas expediciones militares en este período, como la toma de Orán (1 de julio de 1732) y en las campañas de Italia (1733-1736) para colocar en el trono de las Dos Sicilias al Infante Don Carlos (futuro Carlos III).

También hubo participación en la campaña de 1741 a 1748.

En 1738 se obtuvo posesión del sitio en el que se situaba la plaza de toros provisional y comienza a construirse la plaza de fábrica. Ese mismo año se organizaron fiestas en honor de las bodas de Carlos III y Doña María Amelia Cristina. En 1765 la Real Maestranza participa en las fiestas por la boda del Príncipe de Asturias (Carlos IV) y María Luisa de Parma.

En 1754 se suprimen las fiestas de toros por orden de Fernando VI, principal sustento de la Real Maestranza, que serían restablecidas en 1759.

En 1779 la Real Maestranza se ofrece para participar en la guerra contra Inglaterra.